La idea es fácil: poner los residuos húmedos (restos de comida, cáscaras, yerba, café, etc.) en un tacho, y los residuos secos (papel, cartón, vidrio, plástico, latas) en otro. Con este pequeño gesto estamos ayudando a que el reciclaje sea más efectivo, a reducir lo que va a los basurales y a darle una segunda vida a muchos materiales.
Separar en húmedos y secos no solo mejora el cuidado del ambiente: también hace más sana la ciudad, evita la acumulación de basura, y permite que los vecinos vivamos en un entorno más limpio. Es un cambio cultural que empieza en casa, pero que tiene un impacto enorme cuando lo hacemos entre todos.
Para que el servicio funcione mejor y mantengamos un sistema más ordenado, es importante respetar estas indicaciones:
🟢 Residuos húmedos: colocarlos dentro del tacho, siempre en bolsa cerrada.
🟡 Residuos secos: dejarlos afuera, sobre el piso, también en bolsa cerrada y separados.
Estas pautas aplican a la recolección domiciliaria en los barrios y ayudan a que el recorrido sea más eficiente para todos.

